miércoles, 23 de octubre de 2013

DETECCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER DE MAMA





El pasado día 19 de octubre, se celebraba el día mundial de la lucha contra el cáncer de mama. Está claro que la lucha contra el cáncer de mama no se trata solo de un día: cada día la ciencia, las autoridades sanitarias y la sociedad en general han de estar con la causa.

El cáncer de mama se ha convertido en el tumor maligno de origen ginecológico  más frecuente en la mujer. En la actualidad se calcula que se detectan en torno a 720000 casos al año, lo que supone un 20% de todos los tipos de cáncer detectados al año- En los países desarrollados es la principal causa de muerte en mujeres de entre 35 y 64 años. Sin embargo entre un 17 y un 36% de todos los cánceres de mama, se producen en mujeres menores de 40 años. En nuestro país también es el tumor maligno más frecuente en mujeres. El cáncer de mama es un grave problema de salud pública. Su frecuencia aumenta de forma alarmante y se estima que, aproximadamente, una de cada once mujeres del mundo occidental lo padecerá a lo largo de su vida.

¿Qué causas, o qué factores, pueden hacer que se pueda padecer el cáncer de mama? Tenemos aquí que hacer una clasificación en dos grupos: los  factores no modificables y los factores modificables.

Los primeros son aquellos que tienen que ver la herencia (los genes), los antecedentes familiares (tener en la familia a dos o más mujeres que hayan padecido cáncer de mama, hace que las posibilidades aumenten un 50% el riesgo de padecer cáncer de mama), también la menopausia tardía: tras los 55 años las posibilidades de sufrir cáncer de mama aumentan un 50%. Digamos para que nos entendamos que en estos factores no podemos hacer nada frenar el riesgo de padecer cáncer de seno.

Los modificables agruparían la obesidad, el tabaco, el alcohol, la exposición a radiaciones o ciertos tratamientos hormonales. En cierto modo se pueden evitar. También es cierto que van en la línea de la prevención de cualquier cáncer en general. Los hábitos alimentarios están siendo investigados y vinculados con la etiología del cáncer de forma creciente. El cáncer de mama parece estar asociado a una dieta rica en grasas animales, aunque no se ha establecido la relación de forma precisa. Hay otros factores de la dieta diaria que pueden estar relacionados con el cáncer, agentes cancerígenos y ciertas deficiencias nutricionales. Se ha correlacionado el cáncer de mama con el déficit en la ingesta de vitaminas A, B y C.

 

¿Y cómo podemos detectarlo o prevenirlo?

No existen medidas de prevención eficaces nivel educacional o primario, las técnicas de detección precoz son el único recurso preventivo. Las más utilizadas son la autoexploración mamaria y la mamografía.

La autoexploración debe convertirse en algo habitual en todas las mujeres a partir de los 25 años, para que así puedan conocer sus mamas por si algún día surge algo en ellas fuera de lo común, lo puedan detectar.

Debe realizarse de una forma periódica una vez al mes y después de la menstruación. En las mujeres mayores de 50 años, o que hayan entrado en la menopausia, es recomendable que lo hagan también una vez al mes. Puede ser un día que puedan recordar fácilmente. Por poner un ejemplo el primero de cada mes o el día que cumple edad en el mes. La autoexploración tiene dos partes: inspección y palpación. A continuación se explican.

1.      Inspección

 

Se realiza de pie frente a un espejo con los brazos caídos al lado del cuerpo, observando el aspecto externo de las mamas y los pezones.

Se ponen las manos sobre la cintura y se tensan los músculos de la mama, para así resaltar posibles deformaciones y anomalías.

Luego se ponen las manos en la nuca y se gira ligeramente hacia la derecha y luego hacia la izquierda, observando si se nota cualquier cambio de tamaño o de forma, si la piel presenta rugosidades o pliegues o cualquier cambio en el contorno de las mamas y los pezones (siempre respecto a la última exploración realizada).

2.       Palpación

La palpación se ha de hacer acostada y boca arriba, de manera que se encuentre cómoda. Se colocará el brazo de la mama que se explora debajo de la cabeza. Imaginariamente, se hará una división del pecho en cuatro partes y se iniciará la exploración desde la parte superior del pecho con suaves presiones y con movimientos circulares cortos desde fuera hacia dentro, y desde el las costillas hacia el pezón. De la misma forma, se examinará la parte inferior interna; se palpará la zona que rodea el pezón.

A continuación, se baja el brazo y se coloca a lo largo del cuerpo para explorar de la misma manera las partes superior e inferior externas palpando hasta la axila. Se hace siempre pausadamente.

Por último, se palpa la axila, intentando descubrir posibles bultos y nódulos. De la misma manera, se repetirá la exploración de la otra mama.

Finalmente, se oprimen suavemente cada uno de los pezones y se observa si se produce alguna secreción y sus características.

 

Mamografía


Es una prueba radiológica de alta resolución con una elevada seguridad diagnóstica y un 90% de fiabilidad. Actualmente es el único método de cribaje cuya eficacia ha sido demostrada.

Su sensibilidad y especificidad dependerán de la calidad del equipo, el tipo de examen y la experiencia de quien la interprete. Es más específica en mujeres mayores y postmenopáusicas que en jóvenes premenopáusicas. Su utilización en mujeres menores de 30 años sólo debe hacerse en casos especiales.

En las diferentes comunidades autónomas se desarrollan programas de cribaje. Las mujeres son captadas por los censos y son citadas periódicamente para la realización de mamografías. Se debe realizar a todas las mujeres mayores de 50 años, cada 2 años, aunque hay grupos de expertos que aconsejan realizarla anualmente a todas las mujeres a partir de los 40 años.

 

 

 

Bibliografía

Andrés Checa D (coord.). Cáncer de cerviz, útero y mama. El linfadema. En: Andrés Checa D (coord.). Manual DAE de Enfermería I. EIR. Oposiciones. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2009. p. 338-345.

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Abella Jove M, Martínez Aguilera M. Atención a la mujer con cáncer de mama. En: Torrens Sigales RM, Martínez Bueno C. Enfermería de la Mujer. Colección Enfermería S21. 2ª ed. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2009. p. 498-515.

 

Aguilar Cordero, M., González Jiménez, E., Álvarez Ferre, J., Padilla López, C. A., Mur Villar, N., García López, P. A., & Valenza Peña, M. (2010). Lactancia materna: un método eficaz en la prevención del cáncer de mama. Nutrición Hospitalaria, 25(6), 954-958.